martes, 10 de abril de 2012

Científicos españoles descubren un proceso de inflamación cerebral en el origen de la diabetes

Un grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) ha demostrado que el sistema nervioso central está implicado en el desarrollo de la diabetes tipo 2 como parte de un mecanismo relacionado con la inflamación hipotalámica que provoca la resistencia a la insulina y la leptina. 

   El hallazgo, que se publica en el último número de la revista 'Endocrinology', ya ha sido probado en modelos animales y abre la puerta a potenciales tratamientos farmacológicos contra esta enfermedad en humanos.
   El hipotálamo, la glándula endocrina que se encarga de liberar las principales sustancias que regulan el hambre y la saciedad, está relacionada con el desarrollo de diabetes.
   La inflamación de esta región cerebral, que actúa como centro integrador del sistema nervioso vegetativo y que es también responsable de la expresión fisiológica de las emociones, genera resistencia a la insulina, antesala de esta patología.
   El equipo de investigación del CIBERobn, dirigido por el doctor Jesús Argente Oliver desde el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, partió de esta hipótesis para demostrar el hecho de que la resistencia a la acción de la insulina está estrechamente relacionada con una señalización intracelular incorrecta de la leptina y la insulina, que intervienen en la regulación del apetito, provocada por una alteración hipotalámica.
   Concluida la fase de probaturas, muestras y ensayos, se demostró que el grado diferente de sensibilidad a la acción de la leptina e insulina en el hipotálamo de animales diabéticos y no diabéticos está involucrado en la regulación diferencial de la expresión de estos neuropéptidos moduladores del apetito, existiendo una relación inversa entre el grado de activación y la hiperfagia (aumento excesivo de la sensación de apetito e ingesta descontrolada de alimentos), característica de la diabetes.
   "En la transición de pre-diabetes a diabetes, comprobamos que la expresión de los neuropéptidos que controlan la ingesta está modulada por el sustrato del receptor de la insulina1 (IRS1) y es diferente en roedores deficientes de IRS2 (molécula reguladora de la insulina) diabéticos y no diabéticos", ha reconocido el doctor Argente.
   En dicho estudio se describe que el mayor grado de activación de las vías de señalización de la leptina e insulina en ratones nulos para IRS2 no diabéticos mediado por el incremento compensatorio del IRS1 puede ejercer un efecto protector contra las alteraciones hipotalámicas que conducen a desequilibrios en la regulación del apetito y el metabolismo, evitando o retrasando la aparición de diabetes.
   De hecho, ha explicado este experto, los resultados confirman que en el animal pre-diabético "existe un perfil de los neuropéptidos involucrados en la regulación del apetito similar al animal control y estrechamente relacionado con una mayor sensibilidad a la acción central de la insulina mediada por IRS1 y contrapuesto al encontrado en el animal diabético tras el debut".
   Estos hallazgos sugieren que el tratamiento farmacológico dirigido a estas vías de señalización para ambas hormonas y el bloqueo de las dianas de inflamación hipotalámicas estudiadas podrían ser de interés para el tratamiento de la resistencia a la acción de la insulina y la diabetes tipo 2.
   Y es que, según reconoce Argente, no controlar la diabetes tipo 2 podría tener un impacto a largo plazo sobre el cerebro y su deterioro. En esta línea, recientes investigaciones como la de un grupo del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia han podido determinar que, en pacientes afectados por diabetes, la ausencia de la molécula IRS-2 tiene consecuencias en los procesos de adquisición de la memoria.
   La clave de esta conexión radica en la ausencia, en modelos animales, de IRS-2, que impide la potenciación a largo plazo de un proceso celular que refleja la adquisición de la memoria.
   Estos estudios proporcionan una explicación sobre la prevalencia de deterioro cognitivo en pacientes con desórdenes metabólicos, estableciendo un enlace directo entre la resistencia a la insulina y el daño cerebral.
   Además, respalda estudios epidemiológicos en los que enfermedades como la obesidad, la hiperinsulemia o la diabetes incrementan el riesgo de desórdenes neurodegenerativos, tales como la enfermedad de Alzheimer.
   En el caso de los pacientes con diabetes tipo 2, la expresión de los niveles de IRS-2 está reducida de forma significativa. En este sentido, se ha podido demostrar que la ausencia de la molécula impide la respuesta de las neuronas a estímulos que deben generar memoria.
   Aunque falta mucho camino por recorrer, los investigadores proponen que un aumento en la expresión y función de la molécula sería una diana muy atractiva en el tratamiento de diabetes y la prevención del deterioro de las funciones cognitivas.
   De igual modo, los expertos sostienen que el deterioro de la memoria y el aprendizaje entre los diabéticos es reversible restituyendo la insulina y aunque no se va a curar la diabetes, sí se puede mejorar la calidad de vida de los pacientes.

La estimulación de la corteza sensorial acelera el aprendizaje

Un estudio de la sevillana Universidad Pablo de Olavide (UPO) demuestra que la aplicación de corrientes débiles a través del cráneo modifica el aprendizaje de tareas motoras sencillas, acelerando o interrumpiendo dicho proceso en función de la polaridad de la corriente aplicada. 

   Los resultados de este trabajo, desarrollado por la División de Neurociencias de la UPO y dirigido por el investigador José María Delgado, han sido recogidos por la prestigiosa revista científica 'PNAS USA', editada por la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos.
   Durante la última década, según informa la Olavide en una nota, diversas publicaciones han demostrado cómo el uso de corrientes de baja intensidad aplicadas a electrodos situados sobre la piel de la cabeza puede modificar la actividad de las neuronas cerebrales, situadas bajo dichos electrodos.
   Esta técnica, denominada 'tDCS' (del inglés 'Transcranial Direct Current Stimulation'), ha suscitado un gran interés en la comunidad científica y médica, que ve en ella una forma simple, económica e indolora de tratar algunas patologías del sistema nervioso como la depresión, la epilepsia, el dolor crónico, el parkinson, o el infarto cerebral. No obstante, existe un gran desconocimiento sobre la forma en la que estas corrientes modifican la actividad de las neuronas a corto y largo plazo.
   En su artículo, los científicos de la División de Neurociencias de la Pablo de Olavide muestran cómo la aplicación de corrientes débiles a través del cráneo es capaz de modificar los mecanismos sinápticos involucrados en el aprendizaje asociativo. Los experimentos manifiestan que la aplicación de este tipo de corrientes en la corteza sensorial permite aumentar o disminuir el grado de percepción del animal modelo ante un mismo estímulo, influyendo en el aprendizaje de nuevas tareas motoras.
   Por otra parte, estos investigadores han demostrado en su estudio que los cambios en la actividad sináptica neuronal inducidos por la estimulación eléctrica prolongada están mediados por receptores neuronales para la adenosina, lo que puede tener un importante impacto en la aplicación clínica de esta novedosa técnica.
   Este estudio ha sido realizado dentro del proyecto europeo 'HIVE' ('Hyper Interaction Viability Experiments'), financiado por el VII Programa Marco con 2,3 millones de euros y liderado por la empresa catalana Starlab. Este proyecto cuenta entre sus objetivos desarrollar una tecnología que permita estimular distintos centros nerviosos ubicados en el interior del cerebro, sin necesidad de implantar electrodos intracraneales.
   Ahora, los integrantes de dicho proyecto trabajan en el diseño de un nuevo equipo que permitirá estimular el cerebro mediante múltiples electrodos colocados sobre la piel, consiguiendo así un mayor control de la corriente aplicada. El modelo animal desarrollado por los investigadores de la División de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide es clave para la aplicación de esta tecnología en pacientes.